Canfranc Express - Canfranc-Estación, Huesca

Daniel A.

Experiencia única, personalizada en el punto final de la misma.
Gran profesionalidad en cada uno de los integrantes tanto por su amabilidad y explicación de cada punto por el que pasábamos, desde la bienvenida hasta la llegada al Vagón, y una vez allí, además de la explicación en cuanto a los 2 vagones, se ofreció muy amablemente a hacernos una foto de recuerdo. Seguidamente, el dueño nos recibió con el último aperitivo para pasar al plato fuerte de una experiencia irrepetible de sabores recomendada a quienes les encanta se les sorprenda gastronómicamente.

Nuestro plato más top ha sido el que llevaba foie y trufa. Excepcional.

Los platos en su justa medida para que ni necesites más, ni te quedes con las ganas.

Muchas gracias a todo el equipo humano por tan agradable experiencia

Manuel G. G.

Te citan en una edificio enfrente de la estación desde donde comienzas un viaje a “Francia” como lo llaman ellos. La primera parte del recorrido es sorpresa y no la vamos a desvelar pero después apareces ya en el vagón. Aperitivos más 10 pases con un maridaje de 10 vinos. Un viaje gastronómico con lo mejor de España y Francia, mucha presencia aragonesa. El vagón solo tiene 3 mesas muy bien atendidas por el personal incluido el chef el cual te presenta varios platos y prepara en directo. Ana, la jefa de sala, y sus compañeros te hacen el viaje muy agradable. Lo mejor: la compañía, estar en el vagón con estrella michelin y nevando fuera.

Ricardo L.

La comida espectacular, el ambiente encantador y el trato exquisito y con mucho cariño. De los mejores estrellas Michelin en los que he estado.

Juan A. G.

Gran Restaurante, con merecidisima estrella michelín en un entorno inigualable y con un poder histórico que lo hacen único. El menú fusión de comida aragonesa y francesa, ambientado con toques históricos, hacen más que recomendable que cualquier persona que pase por allí o se hospede en el Hotel viva la experiencia. Además, el hecho de comer dentro de un vagón histórico le da aún más encanto y le hace ser más especial. Todo esto no sería posible si no fuera por la profesionalidad y la calidad humana del equipo de personas que allí trabajan. Un 10!

Helen G.

Una experiencia de estrella Michelin indiscutible… no subo muchas fotos para no desvelar el misterio, pero desde que entras a la estación hasta que terminas el “viaje” no hay ni un pero, el Chef Eduardo hace que la experiencia sea aún más top con una cercanía al cliente que no suele ser habitual entre los grandes cocineros, y la enóloga Ana marida cada plato con una copa a la altura de la experiencia. Con un máximo de 8 personas y una comida francesa-aragonesa inolvidable en un vagón… eso sí, hay que reservar con varios meses de antelación pero sin duda merece la pena!!

AURORA F.

Una experiencia que nos transporta a los orígenes de Canfranc Estación a través de los sentidos. Una cocina inmejorable perfectamente interpretada por todo el equipo del restaurante desde el principio hasta el final. Merecidísima estrella y un orgullo para Aragón.

Saul G. S.

Experiencia única en un lugar con mucha historia. El lugar, la comida y el servicio solo se pueden calificar con un 10. Tiene algo diferente de el resto de Estrellas Michelin, y eso lo convierten en un sitio único de España. Gracias por la experiencia. Repetiremos seguro.

Santiago D. V.

Este restaurante tiene todo aquello que cuando vas a comer deseas. Buena comida, buen servicio y buen ambiente. El equipo liderado por Eduardo Salanova y Ana Acín, han conseguido una opción degustación gourmet en un menú único, aunando platos tradicionales de Aragón con influencia francesa, consigue que en este coqueto restaurante de solo tres mesas y capacidad para ocho personas, instalado en un restaurado vagón de tren que se encuentra ubicado en la antigua estación de Canfranc, inaugurada en 1928 y hoy convertida en un hotel de lujo, sientas que te encuentras realizando un viaje donde no existen las prisas.
La experiencia comienza en el andén de la estación donde se conoce la historia de este lugar, que fue nido de espías, dentro del entorno de la frontera que suponen los Pirineos.
No sólo es comer, es disfrutar del entorno, de la amabilidad del personal y sí, también, de los platos que tanto Eduardo como Ana comentan en el momento de servirlos en la mesa