Casa Rural Castillo de Añón - Añón de Moncayo, Zaragoza

María L. G. G.

No tengo palabras suficientes para explicar nuestra experiencia, el castillo es magnífico, las habitaciones también, el desayuno idem de idem y lo único e irrepetible es el Comendador. Curro y su esposa
Curro es un historiador de la zona. Es amable. Educado. Simpático y colaborador
Volveremos todas las veces que podamos
El silencio. La belleza y la tranquilidad es infinita
Gracias por habernos ayudado a disfrutar estos dias

Anna B.

Hemos estado un par de noches y la verdad q hemos salido encantados. Habitaciones muy silenciosas perfectas para descansar. Muy limpio todo.
Curro te hace una visita guiada por el castillo y la iglesia muy divertida. Y Susana prepara unos desayunos q no te puedes perder con mermelada, pan y bizcochos caseros preparados por ella misma.
Como no sirven cenas, hemos ido a cenar al bar de la piscina, donde Ana y su hijo te atienden de maravilla.
Vamos, q volveremos seguro

Alicia C. L.

Estuve con mi marido visitando esta comarca de Aragón que descubrí tiene un encanto especial y una magia que se incrementa si te hospedas en el castillo. Es especial, bonito, silencioso y sobre todo Curro y Susana consiguen que sea muy acogedor. Es genial poder escuchar todo lo que explica Curro en las visitas, porque además de saber mucho, es un gran comunicador. Y me quedo también con la sonrisa de Susana, es de esas personas que irradian positividad, así, con su risa y el desayuno tan bueno, uno está listo para ir a descubrir esos pueblos.
Gracias por todo, Curro y Susana. Estuvimos muy a gusto.
Alicia

Francesca C.

Éste fin de semana hemos dormido en el Torreón del tercer piso del Castillo de Añón.

Es una gran experiencia y más aún si Curro te hace de guía, su amabilidad y simpatía son inmejorables, es un gran anfitrión!

El desayuno es delicioso con productos elaborados de manera artesanal y con mucho cariño.

Nos hemos dejado lugares sin ver para volver como le he dicho al señor del Castillo!

Recomenable al 💯%

Fernando M.

El alojamiento está construido en dos de las torres de un castillo del siglo XIII, con lo que el acceso es por calles estrechas con mucha pendiente y en la casa hay muchas escaleras, empinadas, y los espacios son reducidos. Eso es lo que lo hace complicado si tus rodillas ya no son lo que eran.
Por lo demás, es un sitio encantador que ofrece una experiencia única. La restauración del edificio está hecha con medios limitados pero buen gusto, la decoración y el ambiente absolutamente medievales y tiene justo al lado una iglesia románica en buen estado de rehabilitación que bien merece una visita.
Las vistas y el entorno, deliciosos, y la atención recibida de Curro y Susana, un 10 sin pega alguna.
Un lugar donde disfrutar de una estancia especial y, si vas con niños, un sitio donde soñarán y que recordarán siempre.

Marta G.

Estuvimos hace unas semanas pasando allí una noche. Fuimos con nuestros dos hijos. Curro nos recomendó que cenáramos en el bar de la piscina. Disfrutamos de una cena deliciosa, cocinada por Ana con mucho cariño. Después vivimos la experiencia de dormir en un auténtico castillo. Pasamos la noche en una habitación palaciega, amplia, muy limpia y cómoda. Pero lo mejor estaba por venir: el desayuno casero de Susana al día siguiente fue espectacular y la visita guiada de Curro por todo el castillo y la iglesia aneja hecha con tanta gracia y sabiduría fue el colofón a una estancia inolvidable. Hemos recomendado el lugar a toda nuestra familia. Turismo rural con mucho encanto. Muy recomendable ir después a visitar el monasterio de Veruela.

Alba G.

Hemos pasado una noche mi pareja y yo ahí y desde luego que es algo que merece la pena vivir. No sólo por dormir en un castillo, que también, sino por lo bonito que es el propio sitio. La ubicación cercana a otros pueblos (todos ellos con mucha historia) hace que sea un sitio que merece mucho la pena ir. Y también un servicio excelente de mano de Curro. Nos trató estupendamente desde el principio hasta que nos fuimos. Y, el desayuno merece mucho la pena, todo casero, pendiente de si necesitas algo más y riquísimo.

Fermín L.

El pueblo pintoresco y las habitaciones de época terminan de encajar con el deleite de la visita medieval que el bueno de Curro nos regala. Una delicia para los niños pequeños…y los que no somos tan pequeños.